Aprovechando la excelente climatología de estos días de otoño, nos hemos animado ha explorar la zona de Siete Picos que, ojo, no es que sean siete, sencillamente es que uno de los canchales de piedra, en particular el de mayor altitud, fué nombrado así. Pero lo cierto es que crea alguna confusión...
Ataviados con los pertrechos fundamentales para la actividad, veanse, bocatas de chori y queso, aceitunas, bota de vino y para rematar, algo de fruta y chocolate, hemos tardado poco en hacer nuestro el monte y sus soleadas praderas.
En fín. Una mañana fantástica. Charlas, risas, momentos de emoción entre piedras resbaladizas y costrones de nieve y... eso sí, el vino a mejorar...jajjaja!!
Gracias por la compañia Primo. Hay que repetir!!
Vaya dos !!!!
ResponderEliminarEscueto pero contundente. Diego
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