La famosa carretera N-623, esa que te lleva al norte, al cantábrico, a través del antiguamente temido puerto del Escudo, también te acerca a otros sitios, no tan nombrados, no tan conocidos, pero de la misma manera bellos y espectaculares. De los solitarios páramos a los escondidos y frondosos valles, cañones y meandros, excavados por los cursos de los ríos... el Rudrón, y por supuesto el Ebro.
Caminando, hemos descubierto parajes formidables, solitarios rincones... y todo en un fin de semana... ¿algo corto?, quizás... pero siempre se puede volver...
Siempre rodeado de amigos, de buena gente, 9 años después he vuelvo a Casa Zamanzas, enclavada en el bello valle del mismo nombre. He de decir que, afortunadamente, no había cambiado absolutamente nada. La pista de tierra estaba allí, la acogedora cocina, e incluso la extraña puerta junto al techo de la casa... todo seguía igual...
Cena rápida y a mimir. El finde prometía y había que estar descansados...
2 rutas, de la del sábado ya habíamos visto alguna foto y, más o menos, sabíamos lo que nos íbamos a encontrar, pero la del domingo fue toda una sorpresa. Surgió de forma casual, como alternativa a otras, tirando del corta y pega en el compe y metiéndola en el gps a última hora, y... vaya rutón!!!, corta pero intensa... echad un vistazo a los vídeos y lo comprendereis...
Finde inolvidable. Gracias Rocío y Eunyoung por esa acertada compra en el MercadoÑa. Gracias Pablo por esa oportuna incursión gastronómica medieval... nos estuvimos relamiendo un buen rato con la viandas y el pan gallego (caro, si, pero rico, no?)
Gracias por la compañía sunis y doris!! Cuando las cosas salen así de bien, no queda más remedio que empezar a pensar en la próxima... ¿Teruel, quizás? ;)
Espero que os guste...
P.D.: y para la próxima no hay que olvidar llevar parchís, jajja!!
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