domingo, 13 de noviembre de 2011

Pico Ocejón, un paseo entre las nubes

Que aguerridos somos!!. Aún sabiendo que iba a hacer algo de mal tiempo, decidimos tirar de mochila e ir a descubrir un rinconcito de la cercana pero poco accesible sierra pobre madrileña, aunque hablando con propiedad, nuestro destino ya se sitúa en tierras castellano manchegas. 
Cuando hicimos hace alrededor de un mes, la subida al Pico de las Tres Provincias, marqué en el mapa el Pico del Ocejón, cercano al primero pero algo más al sur. Olisqueando por internet me enteré que suele acumular bastante nieve en época invernal, osea que había que intentar subirlo antes de que éste se nos echase encima. A ver, a ver, que dice Maldonado... hmm, estará nublado... posibilidad de lluvia...ta-ta-taaa...a la furgo!!, jajja!! cuatro gotas no nos van a echar para atrás, no?

El Ocejón se puede atacar desde dos puntos: desde Majaelrayo o desde Valverde de los Arroyos. Elegimos el primero, por estar más cercano a Madrid y así no dar tanta vuelta con el coche. Pero la verdad es que al final casi que nos dio igual. Una vez que te metes en las desérticas carreteras de la sierra pobre, te acabas liando. Al menos yo. Ya puedo llevar mapa, gps, o lo que quieras, que al final siempre acabo desorientado y haciendo kilómetros de balde... Al final acabamos entrando por el sur, desde Tamajón y he de decir que el paraje me dejó boquiabierto. Reconozco que quizás las condiciones meteorológicas influyeron en la sensación de habernos tele-transportado a algún punto de Escocia o Noruega, pero la verdad es que una vez que te internas en la reserva nacional de caza de Sonsaz no dejas de sentirte muy, muy lejos de casa. Es realmente sorprendente.

Una vez vez en Majaelrayo, mochila al hombro, botas bien atadas y para el monte... bueno, previa parada en el bar del pueblo... un buen caldo caliente nunca está de más, jajja!!.
 Majaelrayo es uno de esos bonitos pueblos de la famosa "arquitectura negra", pueblos serranos cuyas casa están construidas a base de lanchas de pizarra.

En cuanto a la ruta, es bastante sencilla de seguir, siempre caminando por sendero, entre jara y robles, hasta llegar al Collado Perdices. Aquí fue ya donde nos acabamos de sumergir en la nubosidad reinante. En ningún momento pudimos ver cima, así que hubo que tirar de gps. No sin esfuerzo fuimos capaces de llegar hasta el vértice geodésico. No por el cansancio, sino porque soplaba un viento de aúpa. Casi tuvimos que llenar los bolsillos de piedras para no acabar despegando...
"Por mi, por todos mis compañeros y por mi el primero" y ale!, para abajo que aquí no hay quien pare!!
Bocata de lomo al resguardo del viento y al lío, que ya los días son cortos y había que volver a casa intentando no volver a perderse por la carretera...

"Yunques"!!, Gracias por tu esfuerzo. Eres un sol!

Saranghee  ;)

Por cierto, al final, ni pizca de lluvia.




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